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Acepta todo, un respiro a la vez

  • Foto del escritor: Jimena Mágica
    Jimena Mágica
  • 27 nov 2020
  • 2 Min. de lectura

¿Qué haces cuando te enfrentas a una situación que no ocurre exactamente como te gustaría? ¿Gastas toda tu energía tratando de cambiar lo que ya es un hecho? ¿Lo dejas ir? ¿Te resignas? ¿Lo aceptas con gracia? ¿Sufres?


Si eres como la mayoría de los seres humanos, es muy probable que en algún momento de tu vida hayas experimentado algo en contra de tus deseos. Y a menos que goces de una enorme capacidad de resiliencia, fruto de un trabajo espiritual profundo, también es muy probable que te la pases bastante mal cuando la realidad y tus expectativas hacen corto circuito.


Yo confieso que en varias ocasiones me la he pasado fatal. Más de una vez he querido imponer mi versión de cómo deberían ser las cosas. Más de una vez me he engañado a mí misma rehusándome con todas mis fuerzas a aceptar la verdad. Me he revolcado en rabia y en frustración, cruzando los dedos para que alguna energía cósmica me haga el favorcito de modificar lo que está fuera de mi control.


¿Y qué ha resultado de tanta resistencia? Al menos en mi caso, en más de lo mismo. Por otro lado, cuando he conseguido aceptar lo que ya es un hecho, la sensación de impotencia se transforma en paz. Suele ser un proceso incómodo, pues la mente tiende a aferrarse a la mínima posibilidad con tal de salirse con la suya. Silenciar a los pensamientos necios es una tarea que requiere paciencia. La palabra clave es ACEPTAR, la cual no significa estar de acuerdo con lo que está ocurriendo, sino reconocer que la agenda del ego no siempre coincide con la agenda de la vida.


Lo único que está bajo tu control es lo que tú decides interpretar a partir de cada situación. Todo lo que experimentas es neutro, sin embargo, eres tú quien lo juzga de maravilloso, de catastrófico o de cualquier matiz intermedio según tus expectativas. Y en un universo tan vasto, tan abundante en opciones y caminos, ¿por qué te aferras a un solo resultado?


Si lo piensas muy bien, pocas cosas no tienen remedio; como la muerte de un ser querido o un desastre natural. Es la mente la que se ciñe y se ahoga en sus propios límites, pues la gran mayoría de las situaciones sí tienen salida, posibilidad de mejora o de cambio. ¿Qué pasaría si en vez de obsesionarte con una sola manera de experimentar la realidad, permites que la vida te muestre otro camino? ¿Qué pasaría si en vez de luchar contra la marea te dejas flotar y arrastrar por la corriente?


Dice el I Ching, el oráculo milenario también conocido como "El Libro de las Mutaciones", que resistirse a lo que ya es equivale a frenar la rotación de la Tierra. Lo puedes intentar, pero el esfuerzo habrá sido en vano y terminarás exhausto. Sólo por hoy intenta aceptar todo, un respiro a la vez.



 
 
 

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© Jimena Mágica, 2020

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