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La única certeza en tu destino

  • Foto del escritor: Jimena Mágica
    Jimena Mágica
  • 30 ene 2021
  • 2 Min. de lectura

Actualizado: 7 feb 2021

Tal vez no te gusta hablar de ella porque te confronta con tu peor miedo. Tal vez evitas pensar en ella para mitigar su realidad. O quizás la abrazas porque sabes que es inevitable y la haces tu aliada. De cualquier modo, la muerte existe.


Tú, al igual que yo, tienes las horas contadas. Nadie, ni siquiera el billonario más poderoso del planeta, puede ir en contra de la línea final que el destino le depara. Si supieras qué día y a qué hora te vas a morir, ¿disfrutarías más tu vida y tomarías decisiones diferentes?


Lo peor de la soberbia humana, además de hacernos creer que somos superiores a las demás especies de seres vivos, es que nos invita a creernos inmortales. Vivimos la vida dando por hecho que mañana vamos a amanecer con el corazón latiendo. Nos vamos a dormir tranquilos, pensando en que al día siguiente veremos a nuestras familias, parejas y amigos. Anunciamos los embarazos confiando en que los bebés nacerán. Asumimos que tenemos la salud bajo control y que continuaremos avanzando sanos y salvos a través de los días, los meses y los años.


Dejamos esa llamada telefónica para después, porque "ya habrá tiempo". Dejamos de decir y hacer lo que más nos gustaría por estar esperando el "momento perfecto". Posponemos reuniones, viajes y sueños porque nos creemos amos del porvenir.


Y no hay nada más falso que el control sobre la muerte. Nadie sabe cuándo llegará ni de qué forma. Por esa razón, ¿no sería mejor aceptar la muerte como la evidencia más contundente de la vida?


Saber que tenemos las horas contadas no debería de ser motivo de angustia, ¡sino de celebración! Todos nos estamos muriendo, desde el joven atleta más saludable hasta el anciano enfermo en plena agonía. Todos nos estamos muriendo, porque si estamos vivos quiere decir que hacia allá vamos.


La muerte no sólo es natural, tan natural como nacer, sino el recordatorio más potente de que todo es efímero. La muerte es el motivo más grande para tomarnos la vida con menos seriedad, en especial a nosotros mismos. La muerte es el mejor recordatorio de que hay que aprovechar cada instante que pasamos con nuestros seres queridos. La muerte es la excusa perfecta para invertir nuestro tiempo y nuestra energía en lo que realmente nos hace felices.


No pienses tanto y disfruta más, porque ni tú ni yo vamos a salir vivos de aquí.



 
 
 

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© Jimena Mágica, 2020

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