top of page

Deja de ser la víctima

  • Foto del escritor: Jimena Mágica
    Jimena Mágica
  • 24 oct 2020
  • 2 Min. de lectura

Actualizado: 27 nov 2020

Todos tenemos un pasado y lo más fácil es usarlo de pretexto para justificar nuestras circunstancias. Quizá no tuviste la infancia que te hubiera gustado, quizá experimentaste situaciones muy desagradables, quizá no recibiste el amor que te merecías, quizá tuviste que soportar violencia física o emocional, quizá tu mamá o tu papá estuvieron ausentes, quizá sufriste hambre o pobreza, quizá en la escuela te aplastaron con palabras crueles o quizá tuviste un accidente que te causó un trauma. De cualquier forma, el dolor que experimentaste te marco de alguna manera u otra, pero ese dolor ya sólo existe en tu mente cuando piensas en él. Lo que viviste ya pasó, ya no existe, y depende de ti si sigues permitiendo que defina tu vida.


Incluso si ahora te ocurre algo desagradable, encontrar culpables no te hace más poderoso ni más feliz. Esto no quiere decir que la culpa sea tuya, sino que tienes toda la capacidad de dejar de creer que eres una víctima del mundo y de la vida. De lo único que eres responsable es de tu propia vibración, no de cómo actúan los demás ni de cómo se desenvuelven las circunstancias. Date cuenta de que cada persona actúa según su propio estado de consciencia. Y ni el más sabio de los humanos nos puede decir a ciencia cierta por qué nacimos donde nacimos.


Definirte como la víctima y culpar a otros por tu situación implica ceder la libertad que tienes sobre ti mismo y provoca que la energía que te disgusta se siga repitiendo. Ya no puedes cambiar lo que ocurrió, pero sí tienes el poder de elegir el tipo de pensamientos que quieres pensar para crear una nueva vibración. Tienes TODA la capacidad de reajustar tu propia energía.


Observa tu vida y si notas que algo no está sucediendo de la forma en que te gustaría, pregúntate lo siguiente: ¿qué estás haciendo tú para que ello ocurra? A veces la respuesta no llega de forma rápida ni clara. Sólo mediante la observación a tus propios pensamientos podrás detectar en dónde estás invirtiendo tu energía.


Y si te descubres lamentándote sobre una situación que ya no tiene remedio y que sucedió en consecuencia de tus propias acciones, intenta no ser una víctima de ti mismo. El arrepentimiento es una trampa, porque siempre nace del momento presente. Lo que pasó, ya pasó. En ese momento actuaste como actuaste porque así era tu nivel de consciencia, hiciste lo mejor que pudiste hacer, incluso si actuaste con miedo, duda, inseguridad, ira o basándote en cualquier emoción negativa. A partir de entonces, por otras experiencias que viviste, te diste cuenta de que la realidad podría haber sido distinta. ¡Pero eso ya fue! Tu poder reside en el estado de consciencia que tienes hoy. De aquí y ahora para adelante.


Cada vez que te llegue una sensación de arrepentimiento, culpa o victimismo, repite mentalmente frases como “me perdono”, “te perdono”, “perdón” “me perdono a mí mismo por haberme puesto en esa situación”, “me libero”, “te libero”... Di lo que tengas que decir para sentir alivio. Y, si puedes, agradece en tu mente y en tu corazón a esas experiencias que te lastimaron, ya que contribuyeron a que hoy seas una persona más consciente. ¡Suéltate y disfruta tu vida! Este momento es nuevecito, ¡aprovéchalo!


 
 
 

Comentarios


Publicar: Blog2_Post

© Jimena Mágica, 2020

bottom of page