Tu mejor arma: el monitoreo mental
- Jimena Mágica

- 14 dic 2020
- 2 Min. de lectura
Eso de "poner la mente en blanco" no sólo es falso, sino imposible. En un solo día puedes tener miles de pensamientos. Aunque hagas un esfuerzo enorme por frenar ese caudal de ideas, lo único que vas a lograr es frustrarte, pues la mente es activa por naturaleza.
Sabiendo esto, las técnicas meditativas enseñan que la mejor manera de silenciar a la mente es a través de la observación de los pensamientos. Es decir, cuando se aparece un pensamiento en tu cabeza al momento de meditar, lo mejor que puedes hacer es "observarlo" y dejarlo pasar.
Meditar 15 minutos al día en un momento de calma con música instrumental, incienso y velitas es maravilloso y tiene muchas ventajas, ¡nadie lo niega! Sin embargo, la verdadera meditación comienza en el momento en que abres los ojos, durante las 23 horas y 45 minutos restantes del día.
Los pensamientos no son fieras salvajes ni enemigos armados. Los pensamientos son sólo eso: pensamientos. El problema viene cuando te enganchas con ellos. Si los entretienes demasiado se empiezan a sentir cómodos e invaden tu espacio y tu energía. Si tratas de eludirlos regresarán pronto con mayor intensidad, molestos porque ni siquiera tuviste la cortesía de saludarlos. Intentar dominar a tu cabeza desde un enfoque controlador sólo provoca más rebeldía mental. Por el contrario, si en vez de intentar someter a tu mente la haces tu amiga y conoces sus debilidades, entonces puedes intervenir en el momento preciso, es decir, antes de que los laberintos de tu propia mente te devoren.
La verdadera meditación es poder elegir un pensamiento sobre otro. La verdadera meditación implica convertirte en el guardián feroz de la puerta de tu mente y sólo dejar entrar a aquellos pensamientos que te aportan valor.
La clave es hacerte consciente de que los pensamientos que te llevan al pasado, al futuro, a una sensación desagradable o a un lugar distinto al que te encuentras carecen de un poder real sobre ti. La clave es darte cuenta de que tú decides qué tanta atención darles. Si les das poca importancia se van a ir solitos, así como llegaron. Tu única labor es detectar su presencia, "observarlos" y dejarlos pasar sin mimetizar tu vibración con la de ellos.
Tu mejor arma es el monitoreo mental C-O-N-S-T-A-N-T-E. Constante quiere decir en todo momento y en todo lugar: mientras desayunas, mientras vas caminando en la calle, mientras te bañas, mientras estás platicando con alguien, mientras te vistes, mientras trabajas, mientras haces ejercicio, mientras escuchas música, mientras te miras al espejo, mientras bebes agua, mientras pasas tiempo con tu pareja, mientras revisas tus redes sociales, mientras convives con tus hijos, ad infinitum...
Monitorea tu mente y haz de tu vida una meditación constante. El monitoreo mental te da el poder sobre el tipo de energías, personas y situaciones que se manifiestan en tu vida. ¡Empieza ya!



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